Comprobar la adaptación de estas nuevas variedades, con muy bajas necesidades de frío, a zonas con inviernos muy suaves como el Campo de Cartagena, y dónde una floración extratemprana tiene poco riesgo por la práctica ausencia de heladas. El fin último era ofrecer una alternativa a los agricultores y que a la vista de los resultados de estas parcelas demostrativas pudieran optar por sustituir sus plantaciones de hortícolas, con un mayor consumo de agua y nutrientes, y reducir de esta manera la presión medioambiental en el entorno del Mar Menor.